El día a día en una tienda de animales

Breve resúmen de un día de trabajo en una tienda de animales

Cuando visitamos una tienda de animales es inevitable pensar en el maravilloso trabajo que está desempeñando la persona que se encarga de mantener todo aquello rodeada de tantos animalitos... pues bien, no es oro todo lo que reluce.


La primera tarea que hay que hacer es LIMPIAR todas las heces y sacar todas las bajas que haya podido haber en las jaulas y terrarios. Como es normal los animales hacen sus "cositas" y esas cositas no se van solas, asi que ahí tiene que estar el campeón de turno para armarse de amor a los animales y limpiar durante buena parte de la mañana. Esta tarea, es poco grata, pero la indefensión que transmite cualquier animal enjaulado y el saber que estás colaborando en hacerle un poco más grata su vida compensa bastante.

El sacar animales muertos (casi siempre peces) tampoco es plato de buen gusto, pero es importante hacerlo para que no se contaminen el resto de los inquilinos de los acuarios y aparentar que allí nunca hay bajas. Las bajas en los acuarios muy poblados que es como están casi siempre en las tiendas, son casi inevitables. Cada vez que se reciben peces (después de haber estado en una situación estresante y soportar un largo viaje, y hacinarlos posteriormente en pequeños espacios) hay bajas al día siguiente. Es una pena pero es la realidad. En los días posteriores también suelen morir algunos más por superpoblación y estrés, hasta que en lo sucesivo se estabilizan las bajas. Donde trabajo actualmente estoy apostando por pedir poca cantidad de peces y minimizar así las muertes absurdas de animales y de paso reducir costes, porque si un pez está ahí es porque se ha pagado por él.. El inconveniente es que algunos clientes compran más por la cantidad de peces que por la calidad.

Después de estas dos tareas (la de limpieza puede durar toda la jornada laboral porque es un contínuo) toca atender a los clientes. La verdad que la persona que va a comprar un animal por lo general es amante de los animales, le interesa lo que le cuentas y comparte la misma afición, pero siempre hay excepciones. Algunos ejemplos:
Aquellas personas que preguntan por preguntar, no les interesa lo que han preguntado y mucho menos la respuesta, cuando les estás dando las respuestas simplemente se giran y pasan dejándote con la palabra en la boca y volviendo a preguntar otra cosa... paradójico.
Los mentirosos. Tienen un problema con su acuario pero ellos hacen todo bien. Les preguntas si cambian agua, si miden los parámetros del agua, si tienen superpoblación de peces, qué especies mantienen... Y notas que en cada pregunta que les haces para ayudarlos y que mantengan bien sus peces, mienten. Supongo que es por vergüenza, pero nadie nace enseñado, de hecho yo no hay día que aprenda de experiencias de clientes.
Mención a parte la de los padres que ven cómo sus hijos aporrean acuarios o jaulas y no reprenden en absoluto a sus hijos. Sin ir más lejos hace poco vimos cómo un niño pegaba patadas a una jaula, y al pillarle de marrón respondió: yo no he dado patadas... Naturalmente sus padres pasaron del tema.
Luego también hay que enfrentarse a preguntas y reacciones curiosas como:
-¿Las tortugas comen?
Al explicarle a una señora que su hamster iba a hacer un nido con el pelo de cabra me respondió:
-¡Uy si va a criar no me lo llevo!.
-¿Por qué puede morir un periquito?

En fin, trabajar en una tienda de animales tiene su lado bueno y su lado malo, como cualquier trabajo. Yo la verdad que me lo paso muy bien, y el trato al público hace que las horas ¡vuelen!